Julián Rodríguez

¿”noeraquesemurió”?

Shift versus Click (o la fotografía digital y la clase media argentina)
Dedicado a una especie en vías de extinción

¿Hace falta resucitar la pregunta?
Es sabido por todo avezado lector de revistas, inquieto investigador de Internet y/o gran público (aquel que se nutre de lo mismo que el gran público considera conocimiento universal) que sobre la tumba de la fotografía hoy florece vigorosa, canchera, divertida, revolucionaria pero no tanto e impetuosa, la fotografía digital.

Todo lo que el video no le hizo al cine, ni la televisión a la radio, ni el cine al teatro, ni la fotografía al dibujo y a la pintura parece que sí ahora sucederá: se viene la extinción de la fotografía.

Dedicada a la ferocidad del instante, al acopio de archivos, a la furia compulsiva de capturas fallidas y a la impostergable necesidad de la foto precoz, la nueva tecnología se adhiere a los imaginarios populares de la clase media argentina (de aquí en mas, CMA) como abrojito del potrero. La lluvia de promesas y de virtudes que fundamentan esta elección de la CMA (que en poco o nada se parecen a las necesidades reales de los consumidores) es aceptada como una verdad irrefutable y sin lugar a dudas como otrora se hizo con los dictados de Bernardo Neustadt en los inicios del menemato quien junto a Mariano Grondona disciplinó a miles de cancheros sabios de café y ranáceos ámbitos CMA.

Es del gusto de los integrantes de la CMA tomar, cada vez que se pueda, un tema o algo de lo que se pueda hablar sin argumentar demasiado pero sí en voz alta y con el cuerpo ligeramente tirado hacia atras, siempre con datos de oídas o leídos superficialmente. Esta seudo información se enarbola sin conocer el origen ni razón que la sostenga pero, a fuerza de repetirla, se convierte en verdadera como tópico de moda. El fenómeno suele darse en relación a productos de punta tecnológica y/o de avanzada natural. Esta predilección de algún modo funciona como un carnet de pertenencia al grupo CMA y afecta la conformación de la clase de lo que sí es bueno (que, por ende, debe reemplazar a lo que antes era preferido). Los objetos que caen bajo este influjo son todo lo comprable y pagable por un miembro de la CMA para generar círculos virtuosos de alegría creciente.

En estas conversaciones es por demasía común (casi una muletilla) finalizar con la expresión «…y listo.» Por ejemplo, cuando se habla de la fotografía digital: «…la sacás, la ves y listo.», «…si te sale mal, las repetís y listo.», «total después las arreglás en la computadora y listo», «las que no te gustan después las desechás y listo.»

Estas sentencias CMA, reproducidas sin pensar y seguramente con buena (o al menos no con muy mala voluntad) suelen ser generadas en mensajes que se van escuchando por ahí y almacenándose como leyes universales.

Y por otro lado, como ya sabemos, es característico del grupo CMA la pulsión por adherirse mansamente a cualquier oración ganchosa o slogan pegadizo (refiérase ésta a política, conflictos armados internacionales, fútbol, derecho o justicia, arte culinario, ingeniería genética, artes marciales, arquitectura o cualquier otro campo del conocimiento) con tanta firmeza como a la vida misma y sólo abandonar esta postura cuando otro axioma reemplaza al antecesor, sin que el nuevo esté provisto de algún grado mayor de verdad o lógica. Para el grupo CMA, toda solución debe ser de medio a tres cuartos mágica, veloz y extrañamente no descubierta por otro antes que por nosotros porque la suerte, alguna deidad disponible o la genialidad así lo han dispuesto.

Pues bien, la tecnología tiene ese aura protectora que le confiere condición de irrebatible a todo aquel que osa cuestionarla. Pero, querido lector (CMA, casi seguro, como todos aquellos que leen, discuten y se encarnizan ante artículos como éste) no es motivo de inquietud este planteo que amenaza con desmoronar lo consolidado con el mismo razonamiento del pensador callejero o familiar, ése que propaga apasionado y vehemente una lista de méritos ( los que terminan con «…y listo») que de ninguna manera podrían tener sentido en las bases de una disciplina expresiva seria.

Aquí aparece el otro detalle en la cuestión: a pocos les interesa cultivar con mucho empeño un campo del conocimiento; de hecho, a la mayoría le interesa ilusionarse con que los frutos sembrados por ellos mismos y al voleo, sean mágicamente fantásticos. Una extraña conjunción de yeites y secretos inventados o descubiertos en ese preciso momento le confiere a esta raza magnífica – el grupo CMA FTE (fotógrafo turistico eventual), al CMA PEC (pionero en computadoras), al CMA TCD (teléfono celular dependiente) o al grupo CMA PEF (poli especialista familiar)- la posibilidad de sortear todos los problemas que aquejan incluso a quienes cultivan a diario a esta compleja forma de comunicación visual.

Tanto es así, que parecen olvidar que el gran problema de la fotografía en el aficionado tipo, radica en la decepción solitaria que se produce al ir a buscar las copias al laboratorio o al ver el monitor sin encontrar lo que creía que iba a hallar. Frustración disimulable quizá, que no es muy distinta a la que se obtiene cuando se pretende imprimir alguna de las copias que provienen de aquellos mágicos archivos digitales en domésticas impresoras que compradas de ocasión le hicieron creer al comprador, que no solamente abandonaría los laboratorios fotograficos sino que también le haría copias a sus amigos, parientes y vecinos a un costo tan bajo que podría hasta venderlas por chirolas, los laboratorios cerrarían, el se haría millonario y todo gracias a su impresora de bolsillo a pagar en 24 cuotas con tarjeta y sin interes. ¿por que iría a funcionar?
Lo propio sucede con los equipos. La vida parece sonreir en todos lados Y en esto nada tiene que ver con la cámara utilizada, ya que es el autor quien decide en qué momento obturar y si desea hacerlo o no. En este último paso de la captura digital el usuario está en la misma situación que con las cámaras de película e igual a la mayoría de los iniciados en fotografía digital. Este flagelo sólo está mitigado en aquellos que, obnubilados por el chiche nuevo, obturan en forma casi compulsiva en búsqueda de la contenteza que la tecnología prometía.

Tras estos pininos iniciales, es muy común un período de “parálisis fotográfica” en aquellos poseedores de cámaras digitales tras sus primeras decepciones visuales. Este silencio puede dar como salida la toma de conciencia acerca del conflicto y las posibles soluciones, un alejamiento de las intenciones de expresión postergadas o fallidas, argumentaciones de tipo tecnológico que justifiquen la caída y sólo en algunos casos la búsqueda de formación elemental o avanzada. Este fenómeno tan interesante y que suele darse sobre todo en el grupo CMA es similar al que opera en la mayoría de las angustias causadas tras la espera de desenlaces pretendidos ante circunstancias que en poco o nada hacen prever tal cosa.

Como todo lo del universo CMA.  Pasa en la vida, pasa en la fotografía

Sin más. Hasta siempre

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3 Comentarios to “¿”noeraquesemurió”?”

  1. julian dice:

    Esta es otra de las notas viejasque no quiero que falten; esta es mucho mas cercana es de octubre de 2005 y me sigue cayendo simpática.

  2. Guido Triboulard.- dice:

    Porque el auge de la fotografía digital? .- Porque sacar fotos es más facil?, lo pongo en auto y chau?.- El digitalismo tendrá la respuesta?.- Puede ser que viva en al Edad de piedra?, pero si es así, me gusta que se me traben los dedos al poner el rollo, o equivocarme y poner el mismo que saqué.-

  3. cristian dice:

    La verdad me podría identificar con varios de esos CMA … 🙂 Algo que he notado con el tiempo y mucha observación es que la gente como (no como uno..) no se desilusiona de sus fotos. A veces paso horrores viendo fotos de familiares que orgullosos de sus tomas nos tienen horas de rehenes.

    Yo creo que la cámara digital es fantástica, acercó la fotografía a mucha gente que antes no tenia acceso. Cuando yo era un puber y antes también era inconcebible que yo tuviera una cámara de fotos por un tema meramente económico. En mi casa la cámara esa solo utilizaba para retratar familiares, ya sea en cumpleaños o viajes. Era un derroche tomar una foto sin que apareciera alguien.

    Ahora veo miles de fotos en todos lados de chicos en los colegios secundarios, con sus amigos, en sus casas, etc. Yo no tengo ni una foto de esa época. ¡Lo que daría por haber tenido cámara digital en los 90!

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