Julián Rodríguez

Misa Lopeciana.

El Tedeum del punto seguido.

Un aprendiz de pastor evangelista que improvisa, conmueve aunque no junte guita. Será esta una de las razones por las cuales la permanencia de Marcos López en el arte parece asegurada. En la misa filo fotográfica del viernes pasado no hubo rezos. Elevar los corazones contrarresta al vacío y al escepticismo dice el profeta. Las boludeces son devueltas sin fe y con ingenio. Hordas de crédulos, herejes y admiradores subieron las fanfarronas escaleras del Teatro Payró como tributo para concurrir a la charla más esperada de los últimos tiempos en esta ciudad; mas de doscientas almas fueron a escuchar porque este fotógrafo es quien es, porque ocupa el lugar que ocupa y cómo puede un mortal cualunque entrar en ese grupo de selectos y escogidos.

Yo no sé usar Photoshop
Pago 30$ por hora y una foto tal vez lleve 100 horas; dice ante el juicio silencioso de algunos que si saben usarlo. El asado se hizo con tres fotos, varias tomas de cada una; como 30 fotos y después pega y pega con Photoshop. Estaban todos medios borrachos y hasta conseguir las expresiones pasó un rato, agrega ante el murmullo creciente de la turba. Nombró a los fotógrafos de su época, tiempos de no escuelas y de la necesidad de compartirse el material que iban consiguiendo. Sostiene y ejemplifica sobre los efectos fantásticos de compartir información con los pares, mientras el artistaje vernáculo piensa “aquí no se puede”. De allí es que pretende llegar a una estética latinoamericana de este tiempo. Dice que pactó con el diablo y se sumergió en lo digital. Agrega que la foto del tipo saltando el charquito de HCB es la prehistoria y que él, en la cámara, usa modo VERDE. Planta así la semilla del bolazo del arte sin técnica, parte de la turba sonríe aliviada (no se llega a pastor sin algo de demagogia). Afirma que a la hora de mostrarle una foto a Ricardo Sanguinetti le diría que son de la Hasselblad, aunque sea una mentira piadosa para que no se enoje por la traición. Y así asumiéndose un provocador, tal como se lo dice su esposa, pasa a mostrar un video que ni el mismo había visto antes.

Un paladín de la interrupción.
López no se puede estar quieto, ni callarse, ni evitar correr hacia donde se le ocurre que puede haber algo interesante. No puede dejar de pensar en lo que va a decir dentro de un rato y dice que el objetivo de su obra es ordenar el caos, agrega que le interesa el desorden y que por eso no le gusta que se lo relacione con lo berreta. Ejemplifica con una exposición en la sala de espera de la farmacia del Htal. Muñiz de Bs.As., donde se entregan los retrovirales. Sus aportes enriquecen el video; aclara que se compra un pato inflable en la avenida 9 de Julio para que el vendedor acceda a ser grabado durante la venta a otros conductores. Habla de la necesidad de volcar continuamente lo que hace y le pasa a través de Facebook por dice que allí no hay red. Curiosamente dice también que eso es una verdadera red de diálogo argentina y latinoamericana. Porque la construcción de la identidad la hacemos todos nosotros. Estamos haciendo así una poética del exceso.

Cada vez me interesan menos los soportes.
Advirtiendo de la necesidad de recibir preguntas interesantes. Responde algunas con la confesión acerca de que si entró en el mercado del arte es en principio porque su obra es muy buena y que por eso vale lo que vale. Entonces tiene sentido vender una obra en 12000 u$s porque para algo paga 140$ por actor o 100$ por un burro. Se confunde a la hora de pensar quien es el enemigo y como comportarse con él (en una entrevista de septiembre año pasado, López ya había hablado de esto, para el Noticioso del Taller de Fotografía; ver http://julianrodriguez.com.ar/blog/?p=531). Las contradicciones son internas acerca de si es correcto hacer lo que se hace y decir lo que se dice mientras que su obra, decora la sala de reuniones del directorio de la Standard Oil. Habla con soltura de la relación de su trabajo con el mundo de la mercancía y si acaso es bueno o malo que se negocie como se hace en la actualidad. No obstante, pagar la cuota de la escuela de sus hijos es mas importante que esa duda. Lo que parecía una exaltación del ego se transforma en el camino para diferenciarse de los 500000 fotógrafos que andan por allí porque a su entender, hoy todos son o se creen artistas. Sabe que la seguridad pasmosa tiene que ver con que su mamá lo quería mucho. Debido a eso minutos después, admitirá que borró las palabras kitsch y bizarro de su diccionario. Un artista que prueba diferentes disciplinas artísticas pero que sabe que al cine, mejor es tenerle miedo. Para mientras el psicólogo le está enseñando a meditar; hasta el momento sabe que mirar hacia a bajo y respirar lo conectaría el cuerpo con algo mágico o semi esotérico. Lógicamente y coherente con lo que precede a esto, las preguntas de tipo técnico son respondidas con la soltura de quien se sabe ignorante sin culpa.

Una persona anárquica
Dispara palabras de franqueza ante una auditorio que está entre embobado y en furia por no poder comprender lo que está pasando. Alguien enfundado de gurú, les está diciendo que el éxito que ellos buscan está en un lugar diferente al que vienen eligiendo para poder encontrarlo. Es como un maestro que no dice lo que debe. Es un docente que les pide a sus alumnos que tengan cuidado con lo que él dice porque a veces se pasa y dice cosas que no quiere decir. Se encuentra a favor de una construcción horizontal de la cultura. No sabe si está a favor o en contra de las corrientes políticas, dice. Nos advierte que los libros no son negocio y recuerda perseguir la idea del trabajo latinoamericano. Se despide invitando a un cruce en Facebook, un territorio donde uno habla de su propio tejido emocional. Esto fue la charla, la clínica empezaba el día siguiente a la mañana. De ese enjambre humano sólo doce selectos y escogidos le mostrarían su trabajo para que él te dé una opinión, Augusto Zanella completaba el equipo docente y haría lo propio aunque desde otro lugar. Pero eso es otra columna. La muchedumbre vaciaba el lugar, los incomprendidos salieron juzgando y otros fascinados. Hacia tiempo que no pasaba nada así. A veces es bueno ser parte.

También nombramos la exposición de Mauro Rizzi en La Normandina sobre su viaje a las Islas Malvinas y la de Mercedes Perez en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
Hasta pronto

Etiquetas: , , , , , ,

6 Comentarios to “Misa Lopeciana.”

  1. Isis dice:

    EXCELENTE 10 FELICITADO, SR. PROFESOR 🙂 MUY GUENO! Espero Ansiosa la próxima columna!!!!!

  2. Noe dice:

    Clap, clap, clap (aplausos).
    Me gustó mucho tu texto!

Deja un comentario